Como ya apunte en su momento, los juegos con personajes infantiles como protagonistas tienen su encanto y suelo estar a atengo cuando sale uno nuevo al mercado. Temas como la infancia y la nostalgia se acoplan muy bien a ambientaciones donde el terror y el horror llevan la batuta, ya que los niños suelen ser personajes indefensos ante los peligros que se ciernen sobre ellos, además de que su particular modo de ver el mundo puede proporcionar escenas interesantes. El papel de victima parece encajar como un guante en el personaje infante.
Pero no siempre es así, a veces es el horror del que tendría que huir del niño puede ser muy sibilino, o como el caso que nos ocupa, el horror forma una simbiosis con el niño, un apego casi enfermizo. Solo hay que ver como la figura del amigo imaginario monstruoso se ha colado en infinidad de películas de terror para paranoia de los padres primerizos. Y este juego pretende explotar esta idea, pero de una forma que recuerda a series como el Invasor Zim, donde lo grotesco y horroroso se mezcla con un fino (o grueso) humor negro. Ahora el monstruo no es tu enemigo, sino tu amigo, protegiéndote de todo mal a su manera particular. Por que quien más y quien menos le hubiese gustado tener un amigo fuera de lo normal (destacando sobre el resto)… Pues bien, ahora tendrás tu propio monstruo particular que haría cualquier cosa por ti ¿Suena bien?
Aunque en un principio iba a hablar sobre la edición más básica (que es la que más conocía) me pondré con la edición monstruosa, que es la más completa, ya que no necesita otros juegos con el sistema para poder jugar, además de tener mucho material adicional. Por lo que empiezo a reseñar…