Aunque me había propuesto hacer otra reseña rolera, está vez de un juego más «conocido» (o por lo menos con mejor marketing). Se acercan épocas entrañables (Como Grinch que soy, tanto como para cerrar la puerta y no salir a la calle) y que parece que hay que gastar como si nos fuera el mañana. Pues bien, durante todo el año os he reseñado muchos juegos de rol, algunas series, un comic y un libro. Lo cual es una lastima, ya que durante mi visita en la feria del libro me traje algunos bastante buenos. Y ya que se supone que disponemos dinero de sobra, pues porque no regalar o que nos regalen (o auto-regalarnos) un buen libro. Y ya que tengo cierta preferencia por la editorial Valdemar. Pues os voy a hablar de dos de los libros más recientes que he conseguido. Los cuales tienen un nexo en común, Lovecraft. Los dos son escritores de la misma época y aportaron imaginario a los mitos de Cthulhu. Una de forma más directa (Clark Asthon Smith), otro como autor muy valorado por el maestro de Providence.
Aunque sus estilos no pueden ser más dispares. Clark Asthon Smith fue un gran poeta… pero no se come de poesía, y se dedico a hacer poemas en prosa. Poemas crueles, pero no por ello mucho menos bellos. Con creaciones de continentes perdidos en el tiempo o lugares con propiedades mágicas, que mezclan la fantasía y el horror de forma brillante, a veces como si fuera un cuento de las mil y una noches, pero con un imaginario tan rico y vistoso que es normal quedarse perplejo ante su feroz imaginación. En este caso hablaremos de los tiempos pretéritos (algo muy similar a lo que nos propone Howard, con su Conan, es más algunos relatos mantienen ciertas semejanzas… para luego cambiar por completo el tono) con su Hiperborea, viajar al vecino Marte en un futuro cercano (pero con revólveres de por medio) o comprender los horrores del planeta lejano Xiccarph.
Y Algernon Blackwood, no necesitaba lanzar las redes a las sin duda fecundas aguas de su imaginario. Solo necesitaba recoger mitos anticuados e inofensivos, y gracias a su prosa convertirlos en algo completamente nuevo y siniestro. La naturaleza como fuente de horror, un terror que no necesita la noche para dar más miedo y que rememora tiempos antiguos, en bosques y lugares alejados de las grandes metropolís de la época. Además de confeccionar a uno de los detectives psíquicos más notables (y mira que me duele, compararlo con Carnacki, de mi bien amado Hogdson, pero están mucho mejor escritos. Aunque sigo diciendo que los ambientes de Hogdson son impecablemente terroríficos), cuya recopilación voy a reseñar hoy.
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