Material descargable: Golden Sky Stories: La noche de Obon

Pues con este módulo ya termino de dejar en el blog las aventuras que hice para las NetCon de este año. En este caso nos encontramos con un juego muy especial. Golden Sky Stories es un juego que me ha ayudado a pasar muchos momentos complicados, gracias a sus historias agradables y a las risas que hemos tenido con las partidas que resultan de ellas. En este caso quería algo un poquito más dramático (aunque no demasiado, claro). Y creo que tras la partida de prueba, puedo decir que ha funcionado perfectamente. Espero que os anime a probar este juego. En el blog tenéis las reglas y los arquetipos de personaje para poder jugar en el siguiente LINK. Sin más dilación…

LA NOCHE DE OBON

Personajes

Satou Keitaro, niño desconsolado

Satou Azumi, madre preocupada

Tanaka Akira, sacerdotisa del templo

Satou Shun, fantasma triste

Saori, Diosa Espíritu ciempies

Tiempo de juego

3 horas

Maravilla y sentimiento

Para esta historia el narrador puede usar 15 puntos de maravilla y 15 puntos de sentimiento por cada escena.

Sumario de la historia

La historia comienza el 15 de agosto al atardecer. Cuando se está poniendo el sol sobre el pueblo de Hitotsuna. Los personajes empiezan en el parque cercano al río que cruza el pueblo, jugando con niños humanos. Tendrán un rato divertido hasta que los niños son llamados para prepararse para los últimos momentos del festival de O-bon, una especie de día de difuntos japonés. Allí se encuentran con Keitaro, un niño que está enfadado por el festival, que es pronto recogido por su madre y también vuelven a encontrarse con una amiga, la sacerdotisa del templo del río, Akira, que les invita a ser participes en el festival desde el templo, solo sea por echarles un ojo.

Ya en el festival, pueden ver como dejan los faroles para despedirse de los espíritus de sus seres queridos. Pero allí se reencuentran con Keitaro. Al parecer está enfadado por algo y discute con su madre, sin poner el farolillo en el río. Si se acercan oirán la razón, su padre no ha aparecido en el hogar. Huye de su madre, para meterse en el bosque cercano para esconderse. Cuando los personajes van a buscarle, se encontrarán a un extraño hombre que parece estar perdido y que ante la imposibilidad de encontrar la salida del bosque les sigue. Pronto encuentran a Keitaro, pero este se queda estupefacto. Es su padre que ha vuelto del más allá, pero antes de que pueda recordar el espíritu quien es, parece ser arrastrado por una fuerza sobrenatural. Tras seguirle pronto descubrirán que ha sido secuestrado por una caprichosa diosa del río, que quiere jugar con alguien, pero como los humanos son tan frágiles ha preferido llevarse a los muertos con ella. La diosa tiene nostalgia de volver a jugar como cuando era poco más que otro Henge, por lo que ha decidido darse unos días para pasarlo bien, como siente algo de vergüenza ante los humanos vivos, ha preferido atraer a los espíritus a su antigua residencia para jugar con ellos. Les ha hecho despertar su espíritu infantil y están jugando a juegos antiguos de su infancia, lo cual para ella le resulta refrescante y novedoso (al fin al cabo es un espíritu milenario). Convencerla hará que esos espíritus vuelvan con sus familiares. Pero deberán hacerlo antes de que termine el festival, so pena de que a las personas del pueblo sientan que les falta algo.

Preparativos

Si se quieres hacer un poco más especial la noche se podría comprar una lampara de papel para iluminar la sala. Especialmente en las escenas nocturnas, se puede mitigar las luces o eliminarlas, no para que haya una sensación más inquietante, sino para que haya una sensación de intimidad. Una música relajante y suave (quizás incluso japonesa) podría ser la guinda del pastel.

Estadísticas/personalidad de los personajes no jugadores

Niño

Es un niño de 10 años, de apariencia atlética con el pelo rapado, cuando va de sport siempre va con la gorra de su equipo de beisbol favorito, los Giant. Además tiene una pequeña cicatriz de una caída un poco fea hace unos años. A Keitaro le conocen los personajes de haber jugado con él, algunas veces, en el parque del pueblo. Siempre ha sido un chico muy vivaracho, pero ahora le ha dado a hacer trastadas, y a jugar hasta horas intempestivas. No es que sea malo, pero si que le cuesta ser disciplinado. Por lo que preocupa mucho a su madre. En realidad, el cambio vino a partir de la muerte de su padre en un accidente. Desde entonces se ha mostrado reacio a que su madre vuelva a rehacer su vida y se ha vuelto dependiente. Echa mucho de menos a su padre, saber que está ahí le haría cambiar y madurar (un poco).

Animal 3

Adulto

Henge

Niño 2

Madre

La mama de Keitaro no está tanto tiempo como le gustaría con su hijo, al ser viuda ha tenido que volver a trabajar para mantenerlos a los dos. Por lo que dedica en cuerpo y alma a su hijo los pocos días que tiene libres. Es una mujer amable y hermosa de pelo a media melena, pero le afean algunas ojeras por el cansancio que disimula con maquillaje. Ha recibido las atenciones de admiradores, pero sabe lo mal que lo pasa su hijo y ha rechazado a todos por ahora. Todavía tiene en mente a su marido, ya que el fallecimiento es muy reciente. Siente como si algo le faltara. Volver a sentir su presencia le permitirá pasar página y vivir una vida más agradable.

Adulto 3

Animal 1

Henge

Niño 1

Sacerdotisa

Akira está en su veintena, y es de apariencia descuidada, siempre con el pelo ligeramente alborotado y ojos semi-cerrados con una sonrisa agradable. Eso si, disfruta con su trabajo en el templo. Sabe que todas las leyendas son reales… aunque las criaturas son más amables de como las pintan. Tal es así, que es amiga de los personajes. Un poco inconsciente y torpe, pero muy seria con su deber de sacerdotisa, está preocupada por la falta de su dios en el templo. Siendo la única amiga de la entidad, a pesar de sus intentos de que se abra a otros. La diosa desde hace tiempo le da por irse a esconderse en las montañas. Nota que algo pasa en el ritual y que la gente está más sombría que de costumbre. A juntado dos y dos, pensando acertadamente que está relacionado con su deidad amiga.

Adulto 1

Animal 1

Henge 1

Niño 2

Fantasma adulto

El espíritu al olvidar que está muerto, mantiene la apariencia de un ser humano normal y no tiene ningún poder. Es un hombre de mediana edad de apariencia cansada, como si tuviera el peso del mundo sobre sus hombros y unas gafas de haberse gastado la vista en la oficina. A pesar de estar bajo la influencia de la magia de la diosa, sigue teniendo recuerdos de su familia, que le asaltan y lo dejan melancólico. Es más, a veces se pierde en el bosque intentando recordar a donde tenia que ir, para luego ser irrevocablemente llamado por la diosa de nuevo de vuelta. Volver junto a los suyos le haría francamente feliz, ya que su tiempo en la Tierra está limitado a estos días, y al tiempo que los suyos le recuerden.

Adulto 2

Animal1

Henge 2

Niño 0

Diosa

Saori, la diosa del río, a pesar de su apariencia adolescente tiene mucho tiempo en este mundo. Tanto que al final sus principios firmes como la piedra han ido erosionándose, volviéndose más juguetona y dada a dejar sus deberes de vez en cuando. No es que sea mala, simplemente se siente sola (por eso busca a amigos fuera de la sacerdotisa, pero siente algo de renuencia con los humanos, ya que son tan frágiles). Como diosa sigue consideraciones antiguas y ciertamente animalescas a ratos. Una promesa de jugar o estar con ella más tiempo haría que no se le hiciese tan largo su estancia en el templo y se ablandara. Abrirle la mente a estar más con los humanos también sería una buena idea, lo que haría que saliera al pueblo a curiosear (lo que quizás en el futuro provoque problemas).

Adulto 0

Animal 4

Henge 6

Niño 2

AVENTURA

1ª escena

Lugar: parque del pueblo

Tiempo: Atardecer

Resumen: Conocerán a los personajes principales mientras ellos están pasando un buen rato en el parque jugando y se da pistas sobre las preocupaciones de Keitaro y la sacerdotisa.

Es uno de esos días calurosos de verano, donde el sol ha golpeado todo el día, pero ahora llegando al atardecer, la temperatura es más agradable (aunque sigue haciendo calor). Es el momento de los Yokai y los Henge, el momento donde la magia y lo sobrenatural resurge después de estar amodorrados por el día. Los personajes están jugando con los niños en el parque o haciendo trastadas en los alrededores. Para ellos el pueblo es un lugar maravilloso donde siempre puede pasar algo nuevo. Pero hoy se nota que haya menos niños jugando (además de que están vestidos muy formales, por lo que no se meterán en la tierra o similar) y las madres y padres se los llevan a sus casas más pronto de lo usual, pero los niños no parecen enfadados, aunque si que se nota una ligera melancolía en el ambiente.

Si preguntan les recordarán que es el final del festival del O-bon (sino lo oirán en conversaciones entrecortadas cuando un niño pregunte), un festival centrado en los muertos donde la la última noche se pone una una lampara de papel iluminada sobre un barquito y se deja en el río para que atraiga a los muertos a las casas de sus seres queridos, donde los homenajean para pedir por su descanso y solaz en el más allá.

Aunque es una fiesta seria, muchos se lo toman más con regocijo que con tristeza especialmente cuando han pasado años desde el fallecimiento y recuerdan con cariño a los que han fallecido. Todos parecen muy animados respecto a la fiesta excepto Keitaro, un niño con el que han estado jugando,quizás incluso ha sido participe de las trastadas que han hecho (Nota: Para familiarizarse con el sistema, quizás puedas hacer un juego competitivo o similar tanto para que gasten algunos puntos, como para que vean como funciona. Así pueden relacionarse con el personaje no jugador más importante). Se está quedando solo en el parque a lo que parece cada vez más frustrado, casi apunto de irse por sus propios medios, viene su atribulada madre, que se lo lleva consigo con bastante renuencia por parte del chico.

Mientras que están pensando en que harán ahora, se encuentran con Akira, la sacerdotisa que viene con unas bolsas pesadas de hacer la compra (para que vean su torpeza podemos sacar la escena típica de tropiezo con tortuga invisible). Que como ya les conoce les saluda y les invita al festival, para que puedan verlo desde el templo del río para que tengan mejor vista (en realidad para echarles un ojo, ya que sabe que son muy revoltosos). Como acordándose de algo,al final les pregunta si han visto una chica rara en el pueblo (la diosa pasa la mayor parte del tiempo dormida, por lo que los personajes no han llegado a conocerla en persona). Ante la negativa del personaje se queda pensativa, incluso con su cara de poker, se nota algo preocupada, pero al preguntarle dice que no es nada. Puede que la escena acabe con los personajes yendo hacía el templo con las bolsas de la compra entre las manos. Sino por simple curiosidad irán al festival. Aunque como dicta la tradición tendrán que disfrazarse con yukatas para no destacar tanto.

Nota: En la partida que hice en las jornadas metí una pequeña miniescena de presentación de la diosa, que les preguntaba a que estaban jugando y les preguntaba sus nombres al saber que son Henges. Ella no se presentaba (es tímida) y se marcha antes de que venga la sacerdotisa.

2ª escena

Lugar: El templo del dios del río, cerca de la orilla del río

Tiempo: Noche

Resumen: Los personajes van a ver el festival de los faroles desde el templo del río (aunque puede que se hayan quedado entre la multitud). La ceremonia es muy seria (seguro que a los yokais se les ocurre algo) pronto serán testigos de como Keitaro se marcha enfadado hacia el bosque, para que este no se ponga en peligro, van detrás de el.

Ha pasado una hora y la gente del pueblo hace colas respetuosas para poder dejar sus barquitos con las linternas de papel, dejando que se las lleve poco a poco el agua. A pesar de la seriedad de la festividad hay algunos puestos. Quizás incluso quieran comprarle a un amigo un barquito y una lampara para rezar por su propia alma (si tienen un fantasma, puede ser posible) o por alguien que ya no está. Además hay algunos puestos de comida por que es usual dar una vuelta al pueblo con los yukatas y hablar con vecinos y familiares. Como hay tanta gente el proceso es lento, mientras que los sacerdotes de los tres templos del lugar están rezando sutras para los muertos (incluyendo la sacerdotisa que al ser su templo el más cercano también ha tenido que atender a los que se acercan al templo para reverenciar al Kami (dios en japonés) que hay dentro… aunque como ya veremos el Kami está en otra parte.

El pueblo que un principio se ha dejado a oscuras excepto por el mukae bi, antorchas diminutas o fuegos para guiar a los espíritus a sus antiguos hogares donde se los tratará como huéspedes de honor, pronto se llena de nuevo con la luz eléctrica. Y hay adornos de berenjenas y pepinos para honrar a las criaturas sobrenaturales que atraen a los espíritus con sus familiares. Y en cierto modo da una estampa especial.

Todo parece ir bien, pero en un momento dado reconocen a Keitaro que se encuentra en la orilla con su madre. Está discutiendo en voz baja para no armar un escándalo mientras que ella intenta darle el barquito con la farola, se nota que están irritados. Si se acercan pueden llegar a escuchar que Keitaro le echa en cara a su madre, que es mentira lo de que iba a venir su padre a visitarlos desde el más allá, y que quiere que ella vuelva a estar más tiempo en casa. Su madre cada vez parece más irritada hasta que parece estar a punto de golpearle pero se retiene. Asustado Keitaro se mete entre la multitud con lagrimas en los ojos. Dejando a la madre sola, la cuál está muy arrepentida por lo que ha hecho, por lo que empezará a buscarlo, pero entre tanta gente es complicado. Si ve a los personajes les preguntará si lo han visto y si podrían ayudarle. Los personajes si van a buscarlo tendrán que encontrar un modo de localizarlo entre la multitud, pero estará demasiado lejos y lo encontrarán escabulléndose al bosque, sin que nadie se haya percatado de ello, excepto los personajes, claro. Tardaran un tiempo en llegar a la linde de un bosque que en la oscuridad parece mucho más lúgubre y tenebroso.

3ª Escena

Lugar: el bosque cercano al río.

Tiempo: Noche

Resumen: Preocupados por la suerte de Keitaro, especialmente yendo él a oscuras por el bosque, van para intentar localizarlo, pero allí se encuentran con un extraño hombre que parece también perdido. Cuando encuentran a Keitaro, confirma que es su padre, pero es arrastrado por la influencia de la diosa hacía el antiguo templo de la diosa del río.

El amigable bosque cercano al pueblo de Hitotsuna se encuentra en penumbra solo iluminado por la luna, lo que hace que puedan avanzar por él sin una iluminación adicional, aunque no podrán correr, so pena de caerse con algún desnivel o raíces (prueba dificultad 6). Lo malo es que gritar el nombre de Keitaro no hará que el muchacho conteste (también es verdad, que el río amortigua los sonidos). Lo raro es que Keitaro sea lo suficientemente rápido y cuidadoso para correr por el bosque sin caerse. Si buscan el rastro se darán cuenta de que las zanjas y raíces han sido allanadas a su paso como si alguien (más bien algo) quisiera proteger al niño de sufrir una caída, pero que vuelven a salir enfrente de ellos, como si quisiera que la montaña volviera a la normalidad (no para impedirles el paso, en realidad la diosa está protegiendo al niño, ya que nota a quien está en la montaña. Al ser Henge/Yokai, no cree que vayan a sufrir por andar por la montaña, pero en caso de que alguien corra y se llegue a hacer daño, vuelve a retirar todo y pedirá perdón cuando la encuentren).

Tras unos minutos en el bosque caminando, quizás tras encontrarse a animalitos que corren entre los arbustos, lo que puede darles un pequeño susto. Les saldrá al encuentro un hombre, por lo que tendrán que hacer una prueba de susto de 4. Ya que les ha pillado de improviso. El hombre es muy silencioso, al principio no parece percatarse de ellos, pero al darse cuenta de su presencia les pregunta si saben quien es, cree recordar que su esposa e hijo le están esperando, sabe que está llegando muy tarde, pero no conoce donde podrían estar. Indicarle la dirección en general del pueblo hace que se lo agradezca efusivamente y se vaya… Para luego aparecer de nuevo a su lado (nueva prueba), avergonzado dice que ha caminado en linea recta, pero al parecer ha vuelto a encontrarse con ellos. Si lo intentan de nuevo, pasará de igual forma (si eres malo hazles otra prueba). Suspirando les indica que es mejor que se quede con ellos, para que cuando quieran regresar al pueblo lo hagan con él, que se lo agradecería mucho. Con este extraño compañero harán el último tramo para encontrar a Keitaro. Cuando anden un poco más escucharán sollozos.

Efectivamente la fuente de sollozos es Keitaro que está con su cabeza entre las piernas. Al ver a los personajes se enfurruña y les pregunta:- ¿Os ha mandado mi mama? Quiero estar solo un momento. Sé que no va a volver mi padre, pero… no quiero creer…- Entonces el hombre surge detrás de los personajes y Keitaro se queda con los ojos como platos:-¿Papá?- El hombre al principio se extraña pero su rostro se suaviza:- Ya te he encontrado Keitaro, perdón por no llegar antes.- Su apariencia se vuelve semitrasparente y sus piernas se vuelven borrosas. Lo que hace que Keitaro tenga un poco de miedo, pero como es su padre se acerca hacía él. Cuando empiezan a hablar un poco sobre su día a día, recibe a partes iguales elogios por sus notas y por tener buenos amigos, pero también le regaña por dar problemas a su madre y portarse de forma revoltosa. De repente, al fantasma se le ponen los ojos en blancos, deja de hablar y como si fuera un autómata, empieza a flotar a una velocidad no muy alta hacía un lugar en específico atravesando los árboles. Incluso desde aquí notan que hay una fuerte presencia en la montaña, sin duda es lo que está provocando que sea arrastrado . Por supuesto, Keitaro va detrás de su padre, parece que hay algo más detrás de todo esto.

4ª Escena

Lugar: Antiguo templete cerca del río.

Tiempo: Noche

Resumen: Siguiendo al hipnotizado espectro, encuentran un pequeño templo donde la diosa está jugando con el resto de espectros secuestrados. No entiende muy bien, que está haciendo mal, por lo que habrá que convencerla y así liberar a todos los fantasmas

Seguir al padre de Keitaro les lleva a un toriii abandonado a la intermperie, que está sin pintar desde hace mucho y se puede ver la marca de los insectos que anidan en el. Este precede a una escalinata empinada con escalones de piedra, muy horadados por el gentío que en su momento iba y venía del templo. Y al contrario que el tranquilo bosque se pueden escuchar risas y hay jolgorio escaleras arriba. Además de unas luces azuladas en forma de llama que flotan en el aire. Sin duda algo extraño está pasando allí.

Al subir, pueden ver a espíritus de adultos, ancianos o de niños que están jugando en los alrededores del templo. Como a partir de ciertos años, la mayoría de fantasmas trascienden, solo hay 200 de ellos, lo que provoca que cada zona del patio polvoriento, lleno de hierbas altas se encuentre lleno de espectros jugando a los juegos antiguos o intentando explicar los nuevos de la época. Todos actúan como si fueran niños y les agradará unir a los personajes a alguno de sus juegos. Incluso el padre de Keitaro se une también a la fiesta, olvidándose de su hijo y se empecinará a seguir jugando a pesar de los ruegos de este.

En el templo sentada sobre una piedra con una cuerda anudada con un sello, se puede ver a una chica que en apariencia tiene unos 16-17 años, muy bajita, con un largo cabello rojizo que le llega hasta el final de la espalda anudado por sutras, sus botillos y muñecas tienen unos grandes aros. Cubriendo su cara tiene una mascará de una gran hoja que no deja ver sus expresiones (es bastante tímida), aunque si, sus ojos verdes brillantes y su ropa es compuesta por pieles abrochadas de una manera que deja ver su carne morena, en su hombro y piernas corren grandes ciempiés a lo que parece no darle importancia. Está observando con atención como juegan los fantasmas, para descansar un rato tras haber pasado varias horas jugando con ellos.

Los fantasmas impedirán el paso hacia la muchacha, con sus continuas peticiones de que quieren jugar con los personajes y Keitaro. Negarse de una forma abrupta hará que lloren y que el juego se detenga, lo que enfadará a la diosa que no les dejará acercarse a menos de que pidan perdón a sus amigos fantasmales y que hagan una prueba (resolver 3 adivinanzas) Luego trascurre como en el siguiente paso.

Si son amables y les convencen que les dejen paso hasta la diosa. Está asiente y ceremoniosamente, dejan un espacio mientras que las diosa les mira a través de su mascara, a pesar de su apariencia misteriosa, tiene mucha curiosidad por estos pequeños seres. Por lo que a la diosa no les importará hablar con ellos.

Como se ha indicado la diosa no es mala, pero tiene algunas nociones erróneas sobre los humanos y está un poco desapegada de ellos (más por vergüenza de no poder encajar que otra cosa). Por lo que demás de una prueba para convencerla para que deje escapar a los fantasmas, les indica que hará una prueba (disimulando que solo quiere jugar con ellos, haciendo pasar que está seria), saca unas palas y una bola con plumas en la punta. Tendrán que jugar con ella a un juego tradicional japones, el Hanetsuki (una especie de badmiton con palas donde pintas la cara de quien falla). Por supuesto, ya que son todos criaturas sobrenaturales, pueden usar sus poderes para desorientar, engañar o molestar al contrario. Ella también los usará, evidentemente sin hacer daño a nadie. Las dificultades son altas, empezando en 10 y bajando dos por cada prueba adicional hasta un mínimo de 6. Cuando finalmente se le pinte la cara por tres veces, se pone muy seria, para después reírse a mandíbula batiente y confirma la liberación de los espíritus con muy buen humor. Ofreciendo llevar a todos rápidamente al pueblo y conceder dones a los mortales afectados como arrepentimiento. Para cuando llegan, los pueblerinos están haciendo un baile ritual para desear a los espíritus un buen viaje de regreso alrededor de una gran hoguera. Keitaro se reúne con su mama que llora mucho, no recuerda nada de su paso por el bosque, solo que ahora está más tranquilo y también arrepentido, y el espíritu de su padre se sitúa detrás de ellos de forma invisible solo posible de ver por los seres sobrenaturales, al igual que muchos otros, y parece que la tristeza de sus rostros se diluye. La sacerdotisa regaña a la diosa y agradece la ayuda de los personajes. Un buen final de escena sería que todos se reunieran a bailar en la hoguera, diosa incluida (aunque le da un poco de vergüenza).

5ª Escena

Lugar: Nuevo templo del río

Tiempo: Atardecer

Resumen: Como epílogo estarán los personajes reunidos en el templo, mientras están pasando el tiempo con la diosa y la sacerdotisa. Pasará la pareja, madre e hijo para hacer una pequeña donación a la diosa y está promete proteger a ellos y a los otros afectados especialmente para pagar sus faltas.

Al día siguiente, se encuentran todos en el templo. Después de todo el jaleo del día interior, los limpiadores han hecho un buen trabajo y está el templo como nuevo. Sentadas en uno de los bancos, La diosa está hablando con la sacerdotisa, se nota que son muy buenas amigas y desde anoche la primera parece mucho menos tensa de hablar con más gente. En tanto los personajes juegan en los terrenos del templo invitados por ellas, les han sacado algunos juegos antiguos y ya se está cocinando la cena para todos.

El día después de una fiesta es siempre tranquilo, por lo que no se esperaba a nadie, pero escuchan pasos que vienen de las escaleras. La diosa utiliza sus poderes para volverse invisible esperando dentro de la zona de oración. La sacerdotisa se prepara ceremoniosamente para dar la bienvenida al templo. Olvidándose por completo de la cena (sino le echen un vistazo los personajes se les quemará).

Los que suben por las escaleras son Keitaro y su madre que sonríen a la sacerdotisa y saludan a los personajes. Si ellos hablaron con la madre durante la segunda escena, está les traerá un detalle en forma de dulces para repartir. Comentará que quiere hacer un donativo y una oración por haber tenido la suerte de encontrar al chico y que haya prometido enmendarse. A lo que el chico se pone colorado y dice un «mamá» en forma de regaño cariñoso. Cuanto terminan de dar el donativo y la oración, estos se despiden poco después, mientras que el sol se pone y se puede ver a los espíritus que habían quedado atrás por lo que había pasado en la fiesta, flotar sobre el río dirigiéndose a una especie de bruma. Es hora de las despedidas y las promesas de volver a encontrarse y pasarlo bien.

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